El porqué de nuestros discos de oro.
En el año 2008, con motivo de nuestro primer aniversario de bodas, buscaba un regalo especial para mi esposa. Ese regalo original que ella no olvidaría jamás. Un regalo que más tarde desencadenaría todo.
Siempre fui un enamorado de la restauración de viejos cacharros inservibles, los ahora llamados “Vintage”. Y una tarde en un anticuario, entre muebles y sillas, me topé con varios discos de vinilo. Tenía ante mi, llamándome la atención más que cualquier otro, un álbum en particular. Era la banda sonora de la película favorita de mi esposa: Dirty Dancing.
Lo compre sin dudarlo un segundo, y durante el camino de vuelta a casa, le fui dando vueltas a la cabeza sobre cómo preparar este regalo, como mejorar la experiencia y hacer aquel momento, realmente inolvidable.
Lo que primero pensé fue en enmarcar el disco de vinilo junto con la portada, algo distinto, si, pero no me convencía del todo. Hasta que se me ocurrió que podría pintarlo de dorado, creando así un objeto único, decorativo, personalizado y que sin duda le gustaría.
Ese cuadro del álbum de Dirty Dancing, el de nuestro primer aniversario de bodas, fue el primer disco de oro que creamos, el que más tarde todos preguntaban por él y querían el suyo personalizado también, y que desde luego aún conservamos con mucho cariño en nuestra casa.